Uno de mis primeros recuerdos como lectora es en la biblioteca de la casa de mi abuela, en Misiones, donde comencé leyendo antologías de fábulas y enciclopedias ilustradas para niños hasta prácticamente memorizarlas, como suele suceder con las primeras lecturas. Los libros con los que continué no tenían tapas y sus hojas crujían, pero eran los mismos que habían leído todos los chicos que pasaron por esa casa; eran clásicos: La isla del tesoro, Azabache, Papaíto Piernas Largas, Las aventuras de Tom Sawyer, Alicia a través del espejo. No discriminaba autores, géneros ni extensión; mientras más usados parecieran, más me atraían.
En esos recuerdos todavía no usaba anteojos. No estoy segura si fue entonces que comencé a perder de a poco la vista, y finalmente debí comenzar a usarlos a los 11, tras varios años de esforzarme leyendo con poca luz, en cualquier lugar y a cualquier hora. Pero, tal vez paradójicamente, esas primeras lecturas ya me habían brindado una nueva visión del mundo y de mi misma; mi propio País de las Maravillas, en constante transformación y descubrimiento.
Durante mi adolescencia tuve períodos en los que me dedicaba casi exclusiva (y un poco obsesivamente) a un solo autor, que en cierta forma reinventaba esa visión de lectura y de mundo. Así tuve períodos de Agatha Christie, García Márquez, Poe, Tolkien, las obras de Shakespeare, Borges, Cortázar, Rulfo, Quino... Seguidos de momentos caóticos, en los que leía nuevamente sin discriminar, como en mi infancia, hasta encontrar una nueva obsesión, un nuevo conejo blanco al que perseguir.
Mi biografía como lectora es breve porque, afortunadamente, recién comienza a escribirse. Lo único que espero para el resto de ella es seguir disfrutando de cada nuevo libro tanto como de los primeros en la biblioteca de mis recuerdos; sin anteojos y aprendiendo a mirar a través de los espejos.
5 de abril de 2010, 6:15
¿ y cómo fue siendo tu "propio País de las Maravillas"?
¿ algunos fragmentos de tus lecturas que vinieron a quedarse en tu país?
saludo
claudia
5 de abril de 2010, 14:39
Comentario a la autobiografía:
¡Hola, Gaby! Encuentro como el relato establece tres puntos de contacto entre sí, que permiten ir siguiendo la historia. Así partiendo de un primer recuerdo, estableces el inicio y su posterior desarrollo.
Así continuas con otra imagen, tú sin anteojos. La cual nos permite ver un antes y un después físico tuyo, pero que se tradujo en una instancia lectora de tu vida. Parece mostrar una especie de analogía respecto a la visión (no uso de anteojos), con la que te desarrolló “…el hábito de leer brindado una nueva visión del mundo y de mi misma; mi propio País de las Maravillas…”, a pesar que luego tuvieses que usar anteojos.
Tienes un uso de las comas y tildes en mi opinión, apropiado, en la medida que ‘se deja leer’ el texto, permitiendo la comprensión y producción de imágenes que quieres hacer.
5 de abril de 2010, 15:29
Hola! Leí tu autobiografía y en cuanto a lo semántico concuerdo con Guillermo, me parece que tenés un uso muy adecuado de la puntuación y ortografía.
En cuanto al texto en sí me gustó porque me parece que tenemos algo en común: identificarnos con algún personaje, algún aspecto de lo que leemos; y lo acercamos a nosotros en forma de metáfora: en este caso sería el conejo blanco que perseguís, tu "país de las maravillas".. el no discriminar autor o género y sumergirte en la historia.
Bren.
19 de abril de 2010, 19:06
Lo leo y me lo imagino con tu acento copado ,já.
Me parece muy buena la calidad, concisa, además asumís el compromiso de siempre mechar con algo de Alicia en el País.No te desembarazás del título del blog,y lo vas hilando y reiterando en cada texto(mostrando que no fue una elección casual, sino maquinada).
Muy bueno y con mucha claridad
saludo,
tomás