Juan Carlos Onetti fue un escritor uruguayo nacido en 1909 en Montevideo, autor de numerosas novelas, relatos y ensayos, galardonado con el Premio Cervantes en 1980, fallecido en 1994 en Madrid.
El cuento con el que inicié mis lecturas de este autor fue “Un sueño realizado”, y todavía no tuve la oportunidad de adentrarme en ninguna de sus novelas (creo que voy a probar con la recomendada por Lisandro, “Los adioses”). En esta nota de lectura voy a referirme a dos de mis lecturas más recientes: “Bienvenido Bob” y “El posible Baldi”.
Ambos relatos comparten, tal vez, esta visión “pesimista” de la vida, del mundo y de los hombres que se le suele atribuir al autor (más bien desilusionada, creo yo), y que el propio narrador detalla en alguno de los pasajes. Estas inquietantes reflexiones intercaladas en sus relatos son las que llaman mi atención.
En el caso de “Bienvenido Bob”, estas reflexiones se desarrollan en torno al enfrentamiento entre una juventud idealista (e idealizada) y el “tenebroso y maloliente mundo de los adultos”, mientras que en “El posible Baldi” se centran en la oposición del Baldi “tranquilo e inofensivo que contaba historias a las Bovary de Plaza Congreso” y el otro Baldi, el que cree que “la vida es otra cosa, que la vida es lo que no puede hacerse en compañía de mujeres fieles, ni hombres sensatos”.
Esta clase de consideraciones invitan a cuestionarse sobre el posible proceso de escritura de Onetti ¿Serán estas ideas las que inspiran y dirigen sus relatos? ¿Construirá sus historias a partir de estas ideas, como una particular “ilustración” de las mismas? Esta posibilidad lo acercaría a los tradicionales escritores de fábulas, quienes ilustraban sus moralejas con relatos de animales parlantes, aunque, claro está, aquí finalizaría cualquier semejanza ya que los relatos de Onetti carecen de la pretensión de divulgar clase alguna de “elevados” valores morales. Sobre esto Vargas Llosa opinará de la obra de Onetti que “sin exagerar demasiado, podríamos decir está casi íntegramente concebida para mostrar la sutil y frondosa manera como, junto a la vida verdadera, los seres humanos hemos venido construyendo una vida paralela, de palabras e imágenes tan mentirosas como persuasivas, donde ir a refugiarnos para escapar de los desastres y limitaciones que a nuestra libertad y a nuestros sueños opone la vida tal como es”. ¿Es ésta la “moraleja” de Onetti?
Algo me rebela ante la idea de una obra semejante concebida con un propósito tan “limpiamente” definido, por magnífico que éste sea. Entonces considero otra posibilidad, la posibilidad del escritor que se entrega a su obra, a su trama, a sus personajes y en el proceso reflexiona y descubre todas estas ideas sobre si mismo y sobre el mundo que desconocía poseer. Siempre me resultó interesante un comentario de la escritora Flannery O’ Connor al respecto: “En verdad, puede ser mejor que uno ignore lo que sucederá. Cada uno debe ser capaz de descubrir algo en el cuento que escriba.”
Creo que todas estas conjeturas sobre el proceso de escritura del autor que elegí como referencia de alguna forma contribuyen a mi propio proceso, así que mientras continúe con mis lecturas voy a ir subiendo algunas otras.
Para finalizar, una reflexión que me gusta mucho del propio Onetti:"Durar frente a un tema, al fragmento de vida que hemos elegido como materia de nuestro trabajo, hasta extraer, de él o de nosotros, la esencia única y exacta.”
El cuento con el que inicié mis lecturas de este autor fue “Un sueño realizado”, y todavía no tuve la oportunidad de adentrarme en ninguna de sus novelas (creo que voy a probar con la recomendada por Lisandro, “Los adioses”). En esta nota de lectura voy a referirme a dos de mis lecturas más recientes: “Bienvenido Bob” y “El posible Baldi”.
Ambos relatos comparten, tal vez, esta visión “pesimista” de la vida, del mundo y de los hombres que se le suele atribuir al autor (más bien desilusionada, creo yo), y que el propio narrador detalla en alguno de los pasajes. Estas inquietantes reflexiones intercaladas en sus relatos son las que llaman mi atención.
En el caso de “Bienvenido Bob”, estas reflexiones se desarrollan en torno al enfrentamiento entre una juventud idealista (e idealizada) y el “tenebroso y maloliente mundo de los adultos”, mientras que en “El posible Baldi” se centran en la oposición del Baldi “tranquilo e inofensivo que contaba historias a las Bovary de Plaza Congreso” y el otro Baldi, el que cree que “la vida es otra cosa, que la vida es lo que no puede hacerse en compañía de mujeres fieles, ni hombres sensatos”.
Esta clase de consideraciones invitan a cuestionarse sobre el posible proceso de escritura de Onetti ¿Serán estas ideas las que inspiran y dirigen sus relatos? ¿Construirá sus historias a partir de estas ideas, como una particular “ilustración” de las mismas? Esta posibilidad lo acercaría a los tradicionales escritores de fábulas, quienes ilustraban sus moralejas con relatos de animales parlantes, aunque, claro está, aquí finalizaría cualquier semejanza ya que los relatos de Onetti carecen de la pretensión de divulgar clase alguna de “elevados” valores morales. Sobre esto Vargas Llosa opinará de la obra de Onetti que “sin exagerar demasiado, podríamos decir está casi íntegramente concebida para mostrar la sutil y frondosa manera como, junto a la vida verdadera, los seres humanos hemos venido construyendo una vida paralela, de palabras e imágenes tan mentirosas como persuasivas, donde ir a refugiarnos para escapar de los desastres y limitaciones que a nuestra libertad y a nuestros sueños opone la vida tal como es”. ¿Es ésta la “moraleja” de Onetti?
Algo me rebela ante la idea de una obra semejante concebida con un propósito tan “limpiamente” definido, por magnífico que éste sea. Entonces considero otra posibilidad, la posibilidad del escritor que se entrega a su obra, a su trama, a sus personajes y en el proceso reflexiona y descubre todas estas ideas sobre si mismo y sobre el mundo que desconocía poseer. Siempre me resultó interesante un comentario de la escritora Flannery O’ Connor al respecto: “En verdad, puede ser mejor que uno ignore lo que sucederá. Cada uno debe ser capaz de descubrir algo en el cuento que escriba.”
Creo que todas estas conjeturas sobre el proceso de escritura del autor que elegí como referencia de alguna forma contribuyen a mi propio proceso, así que mientras continúe con mis lecturas voy a ir subiendo algunas otras.
Para finalizar, una reflexión que me gusta mucho del propio Onetti:"Durar frente a un tema, al fragmento de vida que hemos elegido como materia de nuestro trabajo, hasta extraer, de él o de nosotros, la esencia única y exacta.”
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