El texto El héroe de las mil caras de Joseph Campbell comienza estableciendo una interesante relación entre los mitos y el psicoanálisis, afirmando que “los escritos atrevidos y que verdaderamente marcan una época, de los psicoanalistas, son indispensables para el estudioso de la mitología (…) Freud, Jung y sus seguidores han demostrado irrefutablemente que la lógica, los héroes y las hazañas de los mitos sobreviven en los tiempos modernos.”
Luego Campbell se referirá al inconsciente, concepto creado y desarrollado por el psicoanálisis, describiéndolo como “fuerzas psicológicas inconvenientes o reprimidas que no hemos pensado o que no nos hemos atrevido a integrar en nuestras vidas, y que pueden permanecer imperceptibles. Pero por otra parte, una palabra casual, el olor de un paisaje, el sabor de una taza de té o la mirada de un ojo pueden tocar un resorte mágico y entonces empiezan a aparecer en la conciencia mensajeros peligrosos. Son peligrosos porque amenazan la estructura de seguridad que hemos construido para nosotros y nuestras familias.”
Creo que la idea de mi proyecto narrativo está estrechamente relacionada con esta concepción de un inconciente amenazante, que parece estar al acecho de la oportunidad propicia, del recuerdo exacto, para enseñarnos y para forzarnos a reconocer un atisbo del horror que a diario nos empeñamos en ocultar, en negar. Irremediablemente, nuestros miedos más profundos y secretos terminan por manifestarse en nosotros y en nuestras vidas cotidianas, ya que forman parte de nosotros, más allá de nuestra voluntad, o precisamente contra ella. Se trata del verdadero corazón de las tinieblas, el que lleva al célebre Kurtz de Conrad a exclamar en sus últimas palabras “¡El horror! ¡El horror!”
Tal vez el ejemplo de “héroe” perfecto para ilustrar esto sea justamente el rey Edipo, quien se desespera buscando huir de su terrible destino, y es esta misma huida la que lo conduce a enfrentarse con él. Quizás la única esperanza reside en otro concepto referido por Campbell, el amor fati, ese “amor al destino que es inevitablemente la muerte”, con la seguridad de que no hay seguridad posible, ni para nosotros ni para nuestras familias, y que al comprender esto y continuar viviendo, revivimos la aventura de todos los héroes.
Luego Campbell se referirá al inconsciente, concepto creado y desarrollado por el psicoanálisis, describiéndolo como “fuerzas psicológicas inconvenientes o reprimidas que no hemos pensado o que no nos hemos atrevido a integrar en nuestras vidas, y que pueden permanecer imperceptibles. Pero por otra parte, una palabra casual, el olor de un paisaje, el sabor de una taza de té o la mirada de un ojo pueden tocar un resorte mágico y entonces empiezan a aparecer en la conciencia mensajeros peligrosos. Son peligrosos porque amenazan la estructura de seguridad que hemos construido para nosotros y nuestras familias.”
Creo que la idea de mi proyecto narrativo está estrechamente relacionada con esta concepción de un inconciente amenazante, que parece estar al acecho de la oportunidad propicia, del recuerdo exacto, para enseñarnos y para forzarnos a reconocer un atisbo del horror que a diario nos empeñamos en ocultar, en negar. Irremediablemente, nuestros miedos más profundos y secretos terminan por manifestarse en nosotros y en nuestras vidas cotidianas, ya que forman parte de nosotros, más allá de nuestra voluntad, o precisamente contra ella. Se trata del verdadero corazón de las tinieblas, el que lleva al célebre Kurtz de Conrad a exclamar en sus últimas palabras “¡El horror! ¡El horror!”
Tal vez el ejemplo de “héroe” perfecto para ilustrar esto sea justamente el rey Edipo, quien se desespera buscando huir de su terrible destino, y es esta misma huida la que lo conduce a enfrentarse con él. Quizás la única esperanza reside en otro concepto referido por Campbell, el amor fati, ese “amor al destino que es inevitablemente la muerte”, con la seguridad de que no hay seguridad posible, ni para nosotros ni para nuestras familias, y que al comprender esto y continuar viviendo, revivimos la aventura de todos los héroes.
26 de agosto de 2010, 8:38
Perdó por la demora para subir esta nota, el martes que viene la llevo. Saludos!