Ensayo. Punto VIII, segunda versión

VIII
Entonces, también somos creadores de lo que leemos.
Podríamos proponernos un ejercicio a partir del cuento de Borges: Releer los titulares del principio, pero como si el primero hubiera sido publicado en Clarín, el segundo en Página 12, el tercero en La Nación, el cuarto en El Argentino. Luego, invertir el orden.
¿Estaríamos leyendo, una y otra vez, las mismas condolencias?
¿Estaba leyendo el biógrafo de Menard, en ambos casos, el mismo Quijote?
¿Confesaré entonces que suelo leer las editoriales de La Nación –o todo La Nación- como si lo hubiera pensado Caparrós? Así, podríamos considerar este fragmento que expresa la habitual línea conservadora y liberal del periódico:

Es necesario que la Argentina encare con suficiente seriedad sus relaciones con el mundo. Y esto incluye aceptar que el mundo funciona con determinadas reglas, entre ellas, las vinculadas con las tareas de supervisión y auditoría encomendadas a un organismo, como el FMI, del que la Argentina forma parte.

Ahora, pasando el mismo por la pluma del sagaz cronista obtenemos un pasaje “a lo Swift”, que reviste una feroz crítica al sistema internacional de explotación con una ironía precisa y sutil, especialmente brillante al referirse a la pretendida “seriedad” con que Argentina debe encarar sus relaciones mundiales o a las “determinadas reglas” jamás explícitas con las que “funciona” el mundo: Unas sencillas líneas que incluso logran evocar a Galeano.
Quizás, al igual que el personaje borgeano, redescubrimos de esta forma nuestro verdadero rol como lectores, resistiéndonos a creer en discursos uniformes, reconociendo y enfrentando las determinaciones que nos condicionan, sabiéndonos responsables por todas nuestras lecturas cotidianas. Y es que inevitablemente al leer creamos, cada vez una vez más, nuestro propio Quijote.

1 Response to "Ensayo. Punto VIII, segunda versión"

  1. Claudia Risé Says:

    gaby, publicás ahora el ensayo en última versión completo?
    abrazo
    claudia

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