VI
Sin embargo, cabe cuestionarse qué tan distintas pueden ser realmente estas lecturas alternativas, es decir, de qué depende su realización.
Un primer condicionamiento para nuestra lectura está dado en la misma producción del texto, la mencionada “lectura preferente”. Otros condicionamientos importantes son el contexto histórico, social y económico del lector; su formación intelectual; su estado emocional. Finalmente, es necesario considerar los textos y discursos que circulan en la sociedad en el momento de la lectura, ya que nuestras lecturas se condicionan unas a otras, como podemos observar en un pasaje del cuento de Borges:
Es una revelación cotejar el Don Quijote de Menard con el de Cervantes. Éste, por ejemplo, escribió (Don Quijote, primera parte, noveno capítulo):
... la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.
Redactada en el siglo diecisiete, redactada por el “ingenio lego” Cervantes, esa enumeración es un mero elogio retórico de la historia. Menard, en cambio, escribe: ... la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.
La historia, madre de la verdad; la idea es asombrosa. Menard, contemporáneo de William James, no define la historia como una indagación de la realidad sino como su origen. La verdad histórica, para él, no es lo que sucedió; es lo que juzgamos que sucedió. Las cláusulas finales —ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir— son descaradamente pragmáticas.
Los textos y discursos que circulaban en la sociedad en la época en que Cervantes escribe su Quijote no son los mismos que circulan cuando Menard lo escribe, por lo tanto, las lecturas que realiza el crítico son inevitablemente distintas.
Con respecto a estas posibles lecturas diferentes, Beatriz Sarlo señala en Retomar el debate: “(…) las experiencias que se insubordinan frente a las indicaciones de un texto cultural han sido producidas por otros textos y otras insubordinaciones o aceptaciones”.
Sin embargo, cabe cuestionarse qué tan distintas pueden ser realmente estas lecturas alternativas, es decir, de qué depende su realización.
Un primer condicionamiento para nuestra lectura está dado en la misma producción del texto, la mencionada “lectura preferente”. Otros condicionamientos importantes son el contexto histórico, social y económico del lector; su formación intelectual; su estado emocional. Finalmente, es necesario considerar los textos y discursos que circulan en la sociedad en el momento de la lectura, ya que nuestras lecturas se condicionan unas a otras, como podemos observar en un pasaje del cuento de Borges:
Es una revelación cotejar el Don Quijote de Menard con el de Cervantes. Éste, por ejemplo, escribió (Don Quijote, primera parte, noveno capítulo):
... la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.
Redactada en el siglo diecisiete, redactada por el “ingenio lego” Cervantes, esa enumeración es un mero elogio retórico de la historia. Menard, en cambio, escribe: ... la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.
La historia, madre de la verdad; la idea es asombrosa. Menard, contemporáneo de William James, no define la historia como una indagación de la realidad sino como su origen. La verdad histórica, para él, no es lo que sucedió; es lo que juzgamos que sucedió. Las cláusulas finales —ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir— son descaradamente pragmáticas.
Los textos y discursos que circulaban en la sociedad en la época en que Cervantes escribe su Quijote no son los mismos que circulan cuando Menard lo escribe, por lo tanto, las lecturas que realiza el crítico son inevitablemente distintas.
Con respecto a estas posibles lecturas diferentes, Beatriz Sarlo señala en Retomar el debate: “(…) las experiencias que se insubordinan frente a las indicaciones de un texto cultural han sido producidas por otros textos y otras insubordinaciones o aceptaciones”.
Las lecturas alternativas no se realizan en el vacío, sino contra las determinaciones que nos condicionan: son verdaderas lecturas de resistencia.
15 de noviembre de 2010, 12:23
Este punto iría luego del V que es el de Morley. Surge gracias a las cuestiones que me planteó Emilia en el post anterior, y un artículo que me recomendó de Sarlo... No pude desarrollarlo demasiado pra no alejarme tanto del tema, pero me pareció muy interesante. Gracias Emilia de nuevo, saludos!